viernes, 6 de diciembre de 2013

"El fotógrafo" de Guibert, Lefèvre y Lemercier

Hace poco he tenido la oportunidad de leer este tomo con motivo de la mesa redonda que se realizó en Valencia, que recoge la edición integral de "El fotógrafo"(Ediciones Sins Entido) de Didier Lefèvre, Emmanuel Guibert y Frédéric Lemercier, basada en las vivencias que durante más de tres meses experimentó el fotógrafo de prensa Lefèvre en 1986. Se le encargó un reportaje por parte de Médicos Sin Fronteras en la que se uniría a un equipo de médicos en una caravana que debía llegar al norte de Afganistán para atender un hospital de guerra. Desde el comienzo con su salida de París para llegar a la delegación de Médicos Sin Fronteras en Peshawar, Lefévre narra todas las experiencias que le sucedieron. El primer mes se dedicaron a empaquetar cajas con las medicinas y utensilios que debían trasladar en un viaje que les costaría unas tres semanas a través de las montañas. En aquella época, Afganistán estaba en guerra entre los rusos apoyados por el gobierno comunista de Kabul y la resistencia local, los mujahidin. Las carreteras están controladas por los soviéticos y el viaje que se podría realizar en un día, al realizarse por las montañas para evitar los controles se alarga hasta las tres semanas, con todo lo que ello conlleva de esfuerzo físico y penalidades. Al llegar a su destino, los médicos ejercen su tarea entre heridos de todas clases, resultado de la guerra: quemaduras, heridas de bala, amputaciones, todo ello con unos medios precarios y en unas condiciones poco saludables. En el tramo final, el regreso, Lefévre ha realizado su tarea y  decide regresar por su cuenta en lugar de con la caravana que se retrasaría un poco más de tiempo, lo que le costará más de un disgusto. A través de este tiempo se percibe un cambio en Lefévre, que vemos paulatinamente a medida que transcurre el relato y esos tres meses. Didier Lefévre cuenta su relato a Emmanuel Guibert que lo escribe y dibuja en un curioso ejercicio visual en el que se unen las fotografías que tomó en su viaje, toda una fuente de documentación para el artista, con las viñetas dibujadas por Guibert, con un estilo realista muy sencillo y preciso. Hay fotografías realmente impactantes, en las que se aprecia el horror de la guerra y su crudeza, cebándose en los más débiles, los niños. A todo ello se une el color de Frédéric Lemercier, arenoso, como los parajes desérticos donde transcurre la mayor parte de la historia de esta foto-novela gráfica que embellece el resultado final.

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